Puede que en varias ocasiones hayas escuchado o utilizado estas dos palabras como conceptos sinónimos. Existe cierta confusión. En realidad son dos conceptos que guardan relación pero que dentro de este apasionante mundo del marketing son diferentes.
- Un cliente satisfecho es un cliente que siente que nuestro producto o servicio ha cumplido sus expectativas. Es decir, hay una coherencia entre lo que el cliente esperaba recibir y lo que nosotros le hemos ofrecido. Como podemos ver, la satisfacción es importantísima dentro de nuestra estrategia comercial.
- Un cliente fidelizado es un paso más. Es lo que en jerga marketiniana se llama un «evangelista«. Todos queremos clientes evangelistas. Un cliente muy satisfecho puede llegar a convertirse en cliente fidelizado. La fidelización tiene mucho que ver con el vínculo del cliente con nuestra marca. El evangelista, se siente tan satisfecho con el valor que le aporta nuestro servicio o producto que se convierte en un «gran recomendador» y embajador de nuestra marca. Se trata en realidad del famoso «boca a boca».
Cuando alguien en quien confiamos nos recomienda algo de forma genuina y sin un interés detrás, tendemos a hacerle caso. Podemos hacer mil y un esfuerzos en comunicar nuestro valor de marca, pero siempre, siempre, siempre, el boca a boca es la forma más persuasiva de vender.
La retención de clientes, la recurrencia y la fidelización es siempre menos costosa que una nueva captación. Por lo tanto, tiene mucho sentido entender qué ingredientes son indispensables para una buena fidelización de tus clientes. En este post ya vimos cómo cocinar esta relación.
¿Ves ahora la importancia de conseguir clientes fidelizados con tu marca? Estos clientes no sólo vuelven a comprarte sino que además te ayudan a captar nuevos clientes con sus recomendaciones.
Si quieres pasar de tener clientes satisfechos a clientes fidelizados que sean embajadores de tu marca, te ayudaremos. Puedes contactarnos directamente a través de este formulario.
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