¿Recuerdas el mítico concurso de TV presentado por Jesús Vázquez y conocido, popularmente, como el “concurso de las cajas”? En él, concursantes de plató y telespectadores competían conjuntamente por descubrir que cajas escondían las mayores cantidades de dinero. El principal hándicap radicaba en que todas las cajas eran iguales y lograr un buen premio se convertía en un puro ejercicio de azar… Algo muy diferente a lo que podemos realizar con el packaging de nuestras acciones de marketing directo, donde sí podemos llamar la atención de nuestro público ¡a través de la personalización del mensaje de la caja!
A la hora de lanzar una campaña de marketing directo en la que empleemos un packaging atractivo ya es, por si sola, una acción valiente y, hoy en día ¡inesperada para el público! Como consumidor, el solo hecho de descubrir una caja en la puerta de tu casa activa tus emociones y ganas de ser sorprendid@; incluso, si compraste algo tú mism@, de alguna manera la llegada del paquete en sí ¡te causa alegría! (Sí, que sabemos que además eres usuari@ de Amazon Prime…) Pero cuando no estás esperando nada, y realmente la llegada de un paquete te sorprende, la magia de la sorpresa juega en favor de nuestra estrategia de marketing.
Aunque todavía hay muchas empresas y marcas que buscan esa experiencia especial en sus clientes, a través del packaging de su marketing directo, el efecto sorpresa es mucho más alto hoy en día que años atrás; porque todos esperamos que nos aborden de manera reiterativa a través del canal online, pero cada vez menos esperamos publicidad en nuestros buzones (Y estamos seguros que ahora mismo, mientras lees estas líneas, estás asistiendo con tu cabeza)
“Be water, my friend”…? No, en realidad, ¡Be unique, my friend!
Si tienes la posibilidad de comunicarte con tu cliente a través del correo postal, no lo hagas únicamente a través del email marketing. Y si en lugar de enviar cartas tienes la posibilidad de enviar una pequeña sorpresa (aunque sea dentro de sobres personalizados y originales) no envíes un simple tríptico. La diferencia está en los detalles. Contra más pensemos en cómo podemos sorprender a nuestros clientes más agradecerán estos el esfuerzo que hemos depositado en ellos. Y eso se nota, créenos; no es lo mismo que tus hij@s te regalen una corbata o un perfume a que te sorprendan con un álbum de fotos cronológicas, o unas entradas para ver actuar a aquel grupo que marcó tu adolescencia (y no, no ha de ser de los ochenta exclusivamente) Ah, y si eres hij@ en lugar de madre o padre ¡toma nota, por favor!
Pero para muestra ¡una caja! Por si no conocer la acción de agradecimiento que desde Giromail hicimos con nuestros clientes estas últimas navidades, te invitamos a descubrirla en nuestro artículo, “¿A qué huelen las nubes? La influencia de los olores en nuestros estados de ánimo”. En él, explicamos cosas muy interesantes (y sí, está mal que nosotros lo digamos) pero también detallamos que clase de regalo sorpresa hicimos llegar a quienes confían y han confiado en nosotros.
Dejando el autobombo a un lado, lo que sí queremos remarcar es que como nunca hay dos clientes iguales, tampoco debe haber dos cajas iguales. Es decir, si has tenido éxito con el packaging de una campaña de marketing directo, no deberías usar el mismo packaging para una segunda campaña ¡con el mismo público! ¿Por qué? Pues porqué el efecto sorpresa ya no existirá y, por lo tanto, el ratio de conversión irá a la baja de manera previsible.
¿Qué más, que más? Ah, sí, algunas ideas que creemos pueden resultarte prácticas e interesantes: el contenido de una caja en las campañas de marketing directo puede ser temático, de temporada, un elemento específico según modas o tendencias (como por ejemplo las series ¿Quién no está enganchad@ a una serie?) o, simplemente, algo relacionado con el nuevo lanzamiento de un producto o marca.
Los envases y cajas (aka packaging) no solo han de ser estéticamente agradables, sino que también han de cumplir con las especificaciones de funcionalidad y de distribución más eficientes y rentables posible. La dimensión de la caja, el tamaño, el peso y el grosor junto con cada su canal de distribución correspondiente juegan un papel protagonista en la elección de la mejor solución para cada campaña.
Piensa que, por ejemplo, en Giromail revisamos cada detalle: desde cómo se verán los elementos incluidos en el interior del packaging al ser descubiertos en la caja hasta cómo se sentirá la experiencia el cliente cuando abra la misma. A la hora de proteger los elementos, también es primordial acertar los elementos de seguridad para que las unidades de nuestro marketing directo no sufran rotura ni desperfectos. Para ello es aconsejable trabajar con fundas de burbujas especiales, papel de seda, relleno de heno o chips de espuma de poliestireno; con el uso y/o la combinación de algunos de estos elementos podremos asegurar que los productos llegarán sanos y salvos a nuestros clientes.
¿Todavía no ves el potencial de estas acciones de marketing directo? Pues imagina a un influencer realizando un unboxing de tu caja regalo a través de un directo o un vídeo en sus redes sociales y a su comunidad diciendo: “¡Qué guapo! Yo quiero una de esas cajas” En realidad no estamos convirtiendo el plomo en oro, simplemente reivindicando el alto nivel de engagement que puede generar el uso del correo ordinario en el mundo físico para crear una experiencia de cliente que, incluso, se puede compartir en el mundo digital ¡Premio para la señorita o el caballero!
En Giromail nos gusta sorprender y hacer partícipes de experiencias únicas a los clientes finales de quienes nos confían sus campañas. Lo nuestro es disfrutar creando experiencias orientadas a resultados medibles, y, por supuesto hacer girar tu mundo. Así que si quieres saber cómo, tan solo has de hacer clic en el enlace inmediatamente anterior y empezaremos a dar vueltas contigo.
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